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PKMN ETESIA / RECORRIENDO EL FESTIVAL

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Hollow-nyan's avatar
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De Amanzi, festivales y sorpresas.




Amanzi, ciudad de satisfacción y eterno descanso, paraíso vivo que refleja la belleza de la humanidad y la naturaleza. Un lugar de ensueño para entrenadores acuáticos. La brisa marina siempre te sumergirá, los vientos de aventura se viven en altamar…
- Y los Kingdras, bajo los torbellinos, siempre esperan desafiar a un digno rival. La suerte bendecirá al sobreviviente, más, el caído, deberá convivir con ellos, como despojo del mar.- Las palabras de Glenn vivían presentes en la boca de Satine, quien murmuraba lentamente, mientras iba recorriendo la luminosa ciudad.
El catorce de febrero se vivía una celebración especial. Un homenaje a los dioses y a la creación, donde la vida y la alegría cobraban especial atención, donde los aires se llenaban de figuras y las calles se atolondraban de hermosura. Un festejo tan aclamado no podía ser objeto de rechazo. Las personas daban igual por ese día y la castaña se esforzó para ello. Incluso, esperó poder encontrarse con alguno de sus nuevos amigos… ¿Quién sabía si, por fortuna, veía a Glenn?

Era un hecho,  su hermano mayor debía encontrarse ahí ¿Cómo iba a permitir un entrenador de agua desperdiciar la oportunidad de celebrar un evento así? Mucho más ahora que era una persona libre ¡Cuantas veces debió haber deseado regresar! ¡Tenía, tenía que estar por ahí!

Vestida con una yukata  rojiza, muy ajustada y llena de florcitas, la muchacha recorría el lugar. Ninguno de sus pokémones le acompañaba, ya que los dejó a todos en el Centro Pokémon, para que descansen y se preparasen para los eventos por venir. Claramente Holy mostró resistencia y resignación, pero al cabo de un rato se tranquilizó  y aceptó de mala gana la decisión.

Los stands de dulces estaban repletos, por lo que le costó armarse de algunos chocolates para sus pokémones; con ello planeaba compensar las molestias acaecidas. Avanzaba armada con su bolsita. De vez en cuando sus ojos se iban perdiendo en caras conocidas. Distinguió a algunos líderes y casi pudo ver de cerca un cabello pelirrojo familiar.
- ¿Catra? – Murmuró distraída.
Cuando su cuerpo se giraba en dirección a aquella melena, un sonido familiar le sobrevino. Era la voz de una persona adulta, divertida y muy fraternal. Satine movió su cabeza en todas direcciones. No había duda que se trataba de Glenn ¡Cómo no lo iba a ser! Entrecerrando sus ojos, maldijo el gran tumulto de gente que había. Así que haciéndose de talento, se escabulló entre la masa de personas.
- Permiso, disculpe ¡Emergencia!- Exclamaba irritada mientras se hacía paso.

¿De qué lugar había venido la voz?

Los stands comenzaban a repetirse, o al menos esa impresión le daba. Y entre vueltas y giros, ya no sabía hacía donde era que tenía pensado moverse. Deseó haber tenido a Sasha, su Poochyena, lo más cerca posible. Idea que desechó rápidamente, ya que recordó que ninguno de sus pokémones conocía a Glenn.

Al cabo de un rato,  en medio de estallidos coloridos y muchas sonrisas, Satine se resignó. Ya estaba al borde de un gran tumulto. Hacía el otro extremo estaba el Stand de los dulces y, para su desgracia, había perdido los chocolates adquiridos. Mordiéndose el labio, suspiró frustrada. Le repugnaba la idea de tener que hacerse pasar nuevamente por toda esa masa humana. Quizás, si esperaba un poco, la cantidad de personas disminuiría y así podría armarse de nuevos caramelos. El problema, era que de esa forma, seguramente, los chocolates se acabarían.
- Vaya problema.- Musitó de brazos cruzados.
- Yo también lo creo ¿Estos chocolates eran tuyos? Perdona, tomé dos… y luego cuatro… y luego me los comí todos…. Pero, mira, te fui a comprar unos cuantos ¿ya? ¡Es que son exquisitos! Los amo.
Satine dio un salto. Aquella era la voz de Glenn y la persona que estaba a su lado era exactamente él.
- ¡Tú! – Le señaló.
- Bonjour.- Sonrió el muchacho
- ¿Qué te has hecho en el pelo? ¿Cómo tomaste mi bolsa? ¡Devuélveme mi bolsa! – La mano le temblaba a la muchacha, procurando no correr y abrazarlo. Salía mejor increparle, después de todo, sí tenía cosas que sacarle en cara, por ejemplo, su abrupta partida el día en que ella obtuvo a Holy.
- Siempre haciéndose la dura o tomando temas que no corresponden.- El joven le abrazó, desordenándole todo el cabello. – Estás muy… igual.
- ¡Déjame! –Satine hizo fuerza, después de haberse relajado y haber correspondido el abrazo.
- No te hagas, no nos están mirando.- Le susurró.
La castaña respiró hondamente y se dejó abrazar, alzando luego su rostro mirando al mayor.
- Te odio y Sasha te debe odiar y los papás te deben odiar y… y… ¡Yo quería enseñarte a Holy y que me dieras buena suerte! ¡Bastardo! – La menor pateó en las canillas al muchacho, quien se mantuvo impávido, aunque lleno de dolor.
- Me estás ensuciando el kimono.- Comentó con la voz quebrada, mientras se arreglaba su azulina vestimenta. –No ves que es prestada… bueno… perdón, pero pensé que sería para mejor.
- Y un demonio.
- Dos demonios.- Sonrió Glenn.
- ¡Cállate! Y justo no he traído a mis compañeros ¡Quiero un duelo! ¡Quiero una disculpa! ¡Quiero chocolates!
- Calma, calma ¿No ves que este día es para celebrar? Anda, mira el cielo.- Señaló el castaño.- ¿Sabías que en Amanzi se pueden ver todas las estrellas? Por ejemplo, Arcturus, Deneb y Altair ¿Lo puedes ver? – El chico apuntó directamente hacia el cielo.
- Tus… tus Pokémon ¡Son alguno de sus nombres!
- Exacto ¿Ahora lo entiendes? Aquí es donde está la magia. Donde se puede vivir y donde me encontrarás  cuando ya me retire de todo. Pero aún tengo que testear a mi alumna favorita y armar mi club de hermosos Luvdisc.- Musitó Glenn suspirando.
- ¡Tu! ¿Qué? – Satine se echó hacia atrás espantada.
- Broma, broma. Nadie es tan bello como mi Arcturus, Arturito, Arthur, bello bello…
- ¿Puedes dejar de mencionar así a tu Luvdisc?- Satine se cruzó de brazos, molesta. –Creo que realmente no te extrañaba nada.
- Mientes…
- ¡No es cierto!
- Bueno.- Suspiró el chico.- Creo que de todas formas no hay mucho más que decir por ahora. Me encantaría que me contaras tus historias, pero, creo que recién estás comenzando. Yo, por mi parte, he decidido adentrarme a altamar. Fabula, mi Kingdra ¿sabías que tengo uno? – Sonrió.
- ¡Me sé todos tus pokémones!¡No me tomes por tonta! – Gritó Satine.
- Cierto… bueno. Le he prometido a Fabula, recorrer todo su viejo hogar. Entonces nos abriremos paso con el resto de los chicos. Y ya es un poco tarde… bien, la verdad, es que tus chocolates los tomé prestados. Aquí tienes, creo que esto les caerá mejor a tus muchachos. Pero dáselos cuando obtengas la medalla de esta ciudad ¿Prometido? –Glenn le desordenó nuevamente el cabello a la muchacha, dándole un besito en la sien. –Cuídate, enana. Tenemos un duelo pendiente.
- Glenn… -La muchacha sujetó el kimono del muchacho.- … ¡Así será! –Satine trató de ocultar sus lagrimas, pero estás fueron limpiadas suavemente por el mayor.
- Nos vemos… Sé una buena chica. No le digas a Sasha que me viste.
- Claro… adiós.

Satine se quedó sola, alejada de la multitud, cerca de unos arbustos, sosteniendo la bolsa que le había dejado su hermano. Tuvo enormes deseos de abrir el paquete, pero, respirando hondamente, decidió que mejor guardaría aquello para cuando obtuviese su nueva victoria de gimnasio.
- Sigues igual, bastardo.- Murmuró con melancolía, adentrándose nuevamente al tumulto.

Sus ojos se iban perdiendo en stands de diversos diseños. La gente se veía llena de euforia y dicha. Con su expresión más pensativa, Satine  fue rememorando todas aquellas experiencias que había vivido con su hermano.

Por un momento sintió la necesidad de haber compartido esta celebración de otra manera o, quizás, en otro tiempo; cuando era una nena y se pegaba sobre los hombros de Glenn para ir alucinando con todo lo que veía. De pronto, se comenzó a imaginar en aquella dimensión. Ella con cinco años, sujetada del brazo del mayor, caminando por una antigua Amanzi, preguntándole todo cuanto aún desconocía, figurándose respuestas increíbles y muchas bromas. También pudo observar a Sasha, quien siempre tan formal, iba hablando por un celular, como coordinando todo, incluso en épocas tan bellas. Así fue como comprendió, que su hermana mayor nunca había tenido el tiempo suficiente para gozar ¿Cómo habría sido su época de entrenadora Pokémon? ¿Alguna vez habría reído? Ahora que lo pensaba, jamás la había visto relajada, mucho menos vestida con harapos. Al contrario, si había algo que la mayor de los Greensleeves hacía era vestirse sumamente formal.

Los pensamientos de Satine pasaron de nostalgia a melancolía, le hubiese gustado haber hecho algo por su hermana mayor. Quizás, cuando todas las aventuras acabasen, volvería y la sacaría de todo ese agobio. Seguramente ambas podían dedicarse al manejo de la empresa. Así, Sasha podría relajarse y de paso no le lanzaría platos cuando descubriese que su nombre era compartido con una Poochyena. Situación que no pudo evitarle sacar muchas risas a la castaña, mientras se escurría entre personas que se agolpaban en unos puestos de tiro al blanco. La pequeña nunca había sido muy buena para esas cosas, pero sabía que Glenn estaría animándole y diciéndole las técnicas de ‘los verdaderos pistoleros’ supuestamente todos sus pokémones acuáticos eran expertos en tiro ¿Cómo el descendiente de una familia tradicionalmente hierbera pudo haber tenido preferencia por el tipo agua? A veces creía que la misión de su hermano era ir completamente contra los designios de su familia. Aún le parecía raro haberlo visto algunas veces usando una ropa tan elegante como la de Sasha ¿Quién hubiese pensado que más encima se iba a teñir algunos mechones? ¡Y de ese color!

El clamor de la multitud iba colocando el ambiente a una temperatura agradable. Se notaba que faltaba mucho por celebrar. No eran como aquellas celebraciones a los que Satine estaba acostumbrada a acudir, las cuales no se extendían más allá de unos cuantos pares de hora. Esto parecería durar mínimo toda la noche. Incluso parecía que pronto la noche se alumbrarían por bellos y brillosos fuegos artificiales ¿Habrían de aquellos artificios que tomaban forma de Pokémon? ¿Cómo no recordar aquella celestina figura que denotaba el proceso evolutivo de un Oddish? Aquél fue el recuerdo más bello que tuvo de su ciudad natal: Azulona.

Nunca fue más de dos ocasiones. O sea, la primera fue su nacimiento, así que no contaba como visita. La segunda correspondió al momento en que conoció a su padre. La familia Greensleeves era bastante diversa y dedicada a sus negocios. Por lo mismo, ella nunca pudo ver seguido a sus padres. Principalmente al progenitor, ya que su madre permaneció con ella hasta que tuvo la edad suficiente de ser criada por Sasha y Glenn, ya que ella debió volver a su principal actividad, cuál era el de ejercer como relacionadora pública en todas las regiones en que la empresa pudiera extenderse. El señor Greensleeves, dejó en Satine una fría y vaga impresión, por lo mismo ella nunca quiso regresar a su ciudad de origen, por el contrario, ella siempre vio como ‘su’ familia a sus dos hermanos mayores, aunque representasen imágenes tan dispares.

Había pasado tiempo suficiente sumergida en sus pensamientos, cuando unos cuantos murmullos le quitaron la atención. Parecían ruidos muy lejanos y profundos, como si desde el mar le hablase ¿Pero cómo solamente ella podría escuchar eso?
- Quizás es algo normal de la época.- comentó en voz alta, acomodándose el cabello.
De pronto el ruido insistió, fue como una transmisión casi mental, era Glenn, más bien, era Fabula, el Kingdra, que le saludaba. Era esa especie de contacto que uno podía entablar con aquellas personas que conocía durante mucho tiempo. Una especie de transmisión cariñosa, casi el pináculo de fortalecimiento de una relación. Y Satine conocía a todos los pokémones de su hermano. Al menos, sabía de todos aquellos a los que él denominaba como su ‘dream team’. Cerrando sus ojos, la muchacha trató de comunicarle un tierno y afable saludo. No esperaba que aquello llegara, pero quería intentarlo. Uno nunca sabe lo que puede conseguir con el sentimiento. En eso, sus pensamientos se movieron a sus propios pokémones ¿Algún día iba a poder llegar a comunicarse de igual manera con ellos? Sería una forma de cercanía y protección. Un modo ideal para resguardarse y así evitar conflictos como los que acontecieron semanas atrás, cuando Carboncio había sido secuestrado. Una suave carcajada esbozó la muchacha.
- ¿Cómo pude?- Se volvió a comentar, viendo que algunas personas se le habían quedado mirando.- ¿Cómo pude olvidar mis papeles?- Alzó girándose para evadir a aquellos ociosos. Como los detestaba ¿Por qué no mejor se ponía a buscar a algunos de sus amigos? ¿No hace poco había visto el cabello de Catra? Vendría bien un poco de compañía, aunque esta sea de una amistosa rival. En el fondo, todos eran competencias, solo que algunos tenían el titulo de amigos y el resto solamente merecía ser denominada como ‘personas que tengo que mirar feo’.

Sus verdes ojos no dejaban de dar vueltas ¿Cómo es que la gente no aparece cuando más se le necesita? Satine se rascó la cabeza, esperando alguna especie de señal, pero lo único que recibió fueron empujones de sujetos que pasaban.
- ¡Oye más cuidado! ¿Acaso quieres pelear?- Gritaba, moviendo abusivamente sus brazos, aunque al poco rato se percataba del ridículo que estaba haciendo y, lo que era más lamentable, que no tenía a sus compañeros para que le apañasen en su ofrecimiento de batalla. Ya resignada, se peinó suavemente el cabello y optó por tratar de cambiar sus planes, quizás de esa forma podía encontrarse con alguien. Fue en aquél momento en que recordó aquello que debía hacer y, sin más, se deslizó por un gigantesco conglomerado de personas.

Entre el tugurio, su mente fue recreando nuevamente el encuentro con su hermano. Una suave mueca se deslizó en el rostro de la castaña.

Después de todo, había decidido ir por chocolates. Sabía que tenía compañeros impacientes, así que mejor llevarles algo en señal de disculpa. Se sentía enormemente feliz y, si bien había sido un encuentro breve, lo disfrutó al máximo. Tenía certeza de que se volverían a encontrar. Caminaba distraídamente,  llena de dichos pensamientos, cuando chocó con otra persona.
-¡Hey! ¡Tú! ¿Pero qué demonios te crees?... ¿Catra? ¡Tú! – La cara se le desfiguró de la pura impresión. Quedaba mucha noche por festejar.
 
Para :iconpokemonetesia:

¡Hola! Espero que todos estén teniendo un grato día de San Valentín ¡Y espero que sea inolvidable! Como inolvidable será para los entrenadores este festival de las luces. Así, y haciendo una excepción al desarrollo cronológico de las historias de Satine, es que he deseado subir esta especie de "mini salto temporal" evitando todo spoiler de lo que ya ha vívido en el pasado. La idea es contar como la pequeña entrenadora lo ha estado pasando y como parece que seguirá avanzando la noche. Espero que lo disfruten !!!

Art by :iconhollow-nyan:
Catra by :iconangelsaivar:

Satine Greensleeves [link]
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Comments12
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gruneblatter's avatar
Glen está loquisimo XD espero la continuación, para que termines los requisitos :heart:!
me encanta Satine. :heart: